viernes, 6 de enero de 2012

Vivir en la mentira (miserias de la globalización)

Globalización: "Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales." según la Real Academia Española...

La integración de buena parte del mundo en un solo conjunto, sobre todo en términos de globalización económica, basada en los míticos beneficios del libre mercado, representa, si no por definición, sí por derecho propio, un auténtico imperio, no muy distinto a tantos otros a través de la historia porque lo mueve las mismas motivaciones, aunque emplee distintas armas.

Son pocos los paises del mundo que lograron escapar a los brazos de la globalización. Y pagan las consecuencias. De la mayoría, de todos los que han sido abrazados, son a su vez pocos los que escapan de los "ajustes estructurales" y de los "condicionamientos" a que son obligados por los grandes centros financieros internacionales. Son estos los que dictan las normas, los que premian la sumisión y penalizan las infracciones. Es tal el poder de la globalización que estamos presenciando el desmoronamiento de todas las economías nacionales en favor del gran mercado global. Un mercado que es LIBRE, aunque no es JUSTO.

Es tal la sumisión de los paises globalizados que, aunque formalmente sean gobernados por una democracia, las políticas, sus designios todos, son determinados por una "corporatocracia", esto es el "gobierno de las grandes corporaciones". Entronan gobernantes, elijen sus ministros y en sus oficinas redactan sus leyes. Construyen las carreteras, puertos y aeropuertos necesarios para sacar sus materias primas e ingresar sus productos terminados; y se llevan los beneficios...

Sus ejecutivos, los que antiguamente marcaban las lineas de acción de sus compañías, marcan ahora la de "sus" paises, aunque no hayan pisado jamás su suelo. Trabajan en lujosos despachos, viven en mansiones y viajan en jets privados. Y son capaces de marcar en un planisferio el punto exacto donde se encuentran las materias primas que necesitan; construyen oficinas; reclutan ejércitos de trabajadores a quienes convencen de que tener al final del día un dolar de salario es mejor que no tener nada. Y saquean sus reservas...

Pagan fortunas a sus abogados quienes los convencen de que lo que hacen es legal. Pagan fortunas a sus terapéutas quienes los convencen de que, en realidad, están ayudando a esas gentes desesperadas; como los negreros de hace quinientos años creian que ayudaban a esos seres "casi" humanos mientras los subastaban en Cartagena o en La Habana...

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