Mi padre ha sido un buen padre. Como tal tuvo muchísimas virtudes y algunos defectos, al contrario de lo que he sido yo como hijo. Me dió mucho, y le devolví menos. Sin intención de evaluar mi relación con él puedo decir que lo que sí eché en falta fueron momentos de charla profunda, de esas que desnudan el alma, que muestran lo escencial de la vida en general y de nosotros en particular. Solo hemos tenido una, hace por estas fechas ya 6 años...
El tema de esa charla fundacional fué "La Muerte". No era raro, él estaba ya muy enfermo, el plazo de sobrevida que habían dado los médicos expiraba; y lo sabíamos y lo aceptábamos. Igual me sorprendió. Tumbado en su cama, de donde casi no salia, me preguntó: "Negro... ¿qué hay, para ti, después de la muerte?"... Pensé en responderle lo que él quería escuchar pero, en verdad, no sabía qué era. Luego pensé en elegir contarle de entre las respuestas posibles la más llevadera, la menos traumática, la más liviana; pero durante todo el proceso de su enfermedad demostró una entereza y una valentía tal que no merecía otra cosa que saber la verdad, por más dolorosa que esta fuera... "Nada - le dije - pero en realidad no importa lo que yo piense, sino lo que tu sientas"... "Pues yo creo que me reencontraré con tus abuelos, y con Antonio..." me contestó. Se quedó callado, supongo que imaginando...
No hay términos medios. O hay algo o no hay nada. No se puede escapar de la disyuntiva, hay que tomar partido, convencerse, aceptarlo. Porque esa opción por una u otra idea sobre nuestro morir condicionará nuestro vivir.
Por lo general, el que cree en una vida después de la muerte la imagina idílica, paradisíaca. Recorre el blanco tunel iluminado, y al final lo esperan sus seres más queridos, esos que recorrieron el mismo tunel antes. Algo así relatan quienes, antes de llegar al abrazo, pudieron retornar. El tránsito por la vida, entonces, es un simple recorrido obligatorio para llegar al objetivo, a un estado superior, perfecto, eterno...
Lo que pensamos que no hay nada atribuimos esas "visiones" de túneles y seres queridos a un complicado proceso químico que se produce en el cerebro mientras este se apaga; o a otra causa, dá igual; porque ni una ni otra teoría está demostrada cientificamente. Y debemos considerar a la vida como el único objetivo. La muerte es su conclusión. Lo que hagamos "aquí" es todo cuanto importa, y todo tiene consecuencias.
Como el Principio de Incertidumbre de Heisenberg que nos dice que hasta la simple observación a un objeto perturba sus propiedades al punto de modificarlo.El mundo sería distinto si en vez de habitarlo nosotros, todos y cada uno, con su nombre propio, lo hubieran habitado otros...
Me sobrecoge entonces la idea de las cosas que han cambiado solo por haber estado yo allí... Me gustaría saber en que has cambiado por haber estado conmigo... Me enorgullece haber cambiado por haber estado contigo... Principio de Incertidumbre; no podría vivir de otra manera...
Me mataste. No puedo dejar de llorar. Coincido con papá. Algún día nos reencontraremos. Sé que no es muy racional, pero quiero, necesito, creer en ello
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